
Dependencia emocional, ¿qué es?
Cuando escuchamos la palabra “dependencia”, enseguida pensamos en una forma de relacionarnos un tanto patológica o tóxica, sin embargo, la dependencia interpersonal es necesaria entre los seres humanos. ¿Esto te llama la atención? Continúa leyendo y te explicaré por qué la dependencia no es patológica per se. Un papá o una mamá van a sentir que sus hijos/as dependen en gran medida de ellos y viceversa. Incluso podríamos decir que esta dependencia es favorable y, si es sana, gratificante para los implicados. Párate y observa, ¿conoces a alguien que no dependa en cierta medida de nadie? Si la respuesta es “sí, conozco a una persona completamente independiente”, probablemente te plantees el hecho de que tenga algún tipo de problema social o emocional. Esto es porque nuestra especie es una especie social, y tiene explicación a nivel evolutivo:
- La reproducción sexual, que obliga a las personas a interactuar con el fin de reproducirse.
- El tener crías inmaduras (nuestros bebés no sobrevivirían sin un cuidador), lo que nos obliga a tener un largo período de crianza y a la formación de vínculos materno-filiares y otra serie de vínculos.
- Nuestra evolución posterior nos convirtió en animales gregarios, como todas las especies que están cercanamente emparentadas con nosotros. Pero de entre todas las especies de primates, somos los que mantenemos grupos más numerosos y dependemos en mayor medida de la manada para nuestra supervivencia.
Por lo tanto, no tenemos que buscar la independencia, sino una dependencia sana.
Muchas veces cuando hablamos de dependencia nos imaginamos que tiene que ver con una relación de pareja. No obstante, las personas que se vinculan de esta forma, lo suele hacer así en diversos ámbitos: en relaciones con sus hijos, sus padres, relaciones de amistad… y puede darse de forma unidireccional o bidireccional.
¿Cuándo la dependencia emocional es patológica?
¿Alguna vez has llegado a casa y te has encontrado con un ambiente un tanto deprimente?, una bronca, tensión en el aire, quejas, gritos… ¿Esto te ha llegado a invadir emocionalmente?, ¿se te ha contagiado como si fuese la última versión del COVID? Mi estado emocional depende del otro. Eso es a lo que llamamos dependencia emocional. Es normal que a mí me afecte la situación, pero no que me invada.
Se considera que una persona tiene dependencia interpersonal patológica cuando muestra cierta tendencia a:
- ¿Tus relaciones suelen ser conflictivas y de poca igualdad?, ¿has podido llegar a adoptar posturas de sumisión, dominancia o evitación (real o emocional) en sus diversas formas?
- ¿Has sentido que tus necesidades no han sido satisfechas en relaciones que has considerado importantes para ti?
- ¿Has sentido de manera frecuente que esa relaciones o relaciones no te satisfacen?, ¿son más bien una fuente de frustración, responsabilidad o decepción (en ocasiones traición)?
- ¿Has renunciado a tener relaciones importantes?, ¿te cuesta involucrarte emocionalmente y tiendes al distanciamiento-aislamiento real o emocional?
Es importante identificar si te encuentras en una relación horizontal (de igual a igual) o vertical (se dan cuando la relación es de arriba/abajo –como puede ser el caso de los padres hacia los hijos-, o de abajo/arriba). Suele ocurrir que hay ciertas personas que no toleran relaciones de horizontalidad y tienden a convertirlas en verticales. Es como si les costase generar vínculos entre adultos, los cuales se caracterizan por ser menos predecibles, menos controlables e imperfectos.
En su lugar, necesitarían algunos (o todos) de los siguientes aspectos:
- Una relación absolutamente incondicional y segura, casi perfecta, vertical, donde ellos dependan altísimamente de esa persona (esa persona satisfaga casi todas sus necesidades, cosa obviamente imposible)
- Ellos controlen a la persona (directamente mediante la agresividad o indirectamente mediante el chantaje)
- Mantengan una distancia (real o emocionalmente).
Si la relación no es casi perfecta, suele suponerles una decepción garantizada o un riesgo. Además, les cuesta tomar consciencia de cómo pueden llegar a contribuir ellos en que esa relación fracase o vaya mal, con sus miedos, angustias o prevenciones, culpando del todo al otro/a de los problemas. En muchos casos, dan la sensación de simplemente confirmar, en la primera ocasión que tienen, sus pensamientos anticipatorios sobre las relaciones. En otros casos, más graves, parece que no fuesen capaces de vincularse más que haciendo daño o hiriendo a la pareja o las personas significativas de su vida.
Características esenciales:
Pobre regulación emocional:
- Suelen irse frecuentemente a estados emocionales conocidos como “hiperactivación” (ansiedad, miedo, rabietas, ira, enfado, etc.) o hipoactivación (tristeza, apatía, desgana, etc.).
- No suelen saber auto-regularse emocionalmente, teniendo que recurrir a la regulación externa o co-regulación (es decir, buscando a alguien a quien contarles lo que les ha pasado para calmarse, necesitarán hablar/llamar/escribir a otra persona casi de forma inmediata, compulsiva). Esta desregulación conduce al siguiente punto.
Problemas en las interacciones con otros:
- Normalmente son personas que necesitan o bien un nivel de contacto altísimo con el otro o, por el contrario, niveles altos de evitación.
- Tienen la necesidad de controlar el comportamiento de la pareja, ya sea de forma directa o indirecta. Esta necesidad se basa en su miedo al abandono o al rechazo, su desconfianza hacia los demás y a su “desregulación del yo” (que explicaré más adelante).
- En ocasiones más graves, como he comentado anteriormente, parece que necesitan herir, dañar o traicionar a la persona con la que mantienen una relación emocionalmente cercana. No parecen poder vincularse sin este tipo de comportamiento desorganizado.
Desregulación del yo / baja autoestima:
- ¿A veces sientes que tu opinión se modifica dependiendo de con quién estés? Es como si pudieses adaptarte extremadamente a cualquier entorno o relación. ¿Imitas los gustos y/o las opiniones de las personas con las que te sientes vinculado/a? Esto puede indicar que tu “yo” depende en gran medida de los demás. No solo en parejas, también con amigos (imitas su forma de vestir o de hablar).
- Suele aparecer baja autoestima o fluctuaciones en la misma. La autoestima podría definirse como “me quiero igual que quiero a los demás” (ni estoy por encima, ni por debajo de ellos). En estos casos puede aparentar ser muy baja o fluctuar de un extremo a otro. En algunas ocasiones son capaces de ver sus cualidades de manera objetiva, pero se combina con un sentimiento de profundo auto-desprecio o con verbalizaciones auto-denigrantes.